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viernes, 26 de marzo de 2010

La Mommia.


El príncipe Amom-elhamóm despertó una noche de una muerte de 10.000 años y se encontró con que le habían saqueado la tumba no una sino varias veces. Pilló un cabreo mayúsculo y juró venganza contra los culpables de aquel sacrilegio. Pero se quedó de piedra cuando salió del pasadizo. Aquello no eran las arenas del desierto, aquello parecía otra tumba aún más grande que la suya. Y entonces se puso a reflexionar y se sintió muy pequeño, y ya no tan importante. Y después de mirarse y remirarse, y ver lo sucio y destartalado que estaba, pensó en lo agusto que se estaba en su sarcófago tan tumbadito. Y decidió volverse a morir al menos otros 10.000 años. Quizás para cuándo volviese a despertar, de nuevo el desierto arroparía las piedras de su mastaba.

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